LA CONSTRUCTABILIDAD
En el contexto de la ejecución de obras, a medida que transitamos el camino hacia la industrialización del sector, el concepto de constructabilidad adquiere cada vez una importancia mayor. En términos generales, esta definición se refiere al nivel de facilidad y eficiencia con el cual puede construirse o ejecutarse una estructura, edificación u obra de infraestructura y se encuentra estrechamente ligado a la posibilidad de controlar de antemano todas las variables que intervienen en este proceso, asegurando que el proyecto refleja el camino o la metodología óptima para su materialización.
PRECONSTRUCCIÓN Y SIMULACIÓN DE OBRA
El avance de las herramientas digitales aplicadas al sector, especialmente aquellas que operan bajo el entorno del Building Information Modeling, han permitido trascender los típicamente imperfectos esquemas de planificación de obras, susceptibles a amplios márgenes de error humano en el momento de reflejar cada una de las actividades o procesos constructivos que luego, al ejecutarse, se traducen en costosos retrasos y una significativa reducción de la eficiencia en campo.
Los software de planificación y presupuesto BIM que agregan una cuarta y quinta dimensión a nuestra metodología de trabajo constituyen grandes aportes para organizar y simular de antemano cada etapa del proyecto antes de que esta se ponga en marcha en la realidad, es decir, construir dos veces, una virtual que funcionará como ensayo y necesaria preparación para la verdadera obra que admite pocos errores cuando se quiere maximizar la rentabilidad.
MODELOS BIM COMO HERRAMIENTAS DE PRECONSTRUCCIÓN
Es aquí donde los modelos BIM, correctamente trabajados y bajo un nivel de detalle (LOD) suficientemente adecuado a los objetivos del proyecto juegan un papel fundamental. La integración de disciplinas en modelos únicos, el uso de software especializados como por ejemplo Navisworks, o plataformas integradas de visualización y edición de modelos IFC (como formato interoperable por excelencia) se vuelven claves durante la fase de diseño para identificar y resolver cada conflicto o interferencia que pueda existir entre la estructura y las diferentes redes de instalaciones existentes en el proyecto, evitando las pérdidas de tiempo y dinero comúnmente asociadas a las colisiones no identificadas en planos que hacen su aparición al momento de construir.
Si a esto se suman las herramientas de presupuesto y planificación mencionadas, se avanza hacia convertir el modelo integrado en un gemelo digital del edificio u obra de infraestructura que se espera obtener como resultado, una réplica digital fidedigna de cada elemento contenido en la obra, sobre el que se prueban las soluciones elegidas, diferentes esquemas de trabajo, la secuencia constructiva planteada e incluso elementos como la distribución de la maquinaria, personal o áreas de trabajo antes de llevarlas a cabo. Como se dijo anteriormente construir “dos veces” e invertir un tiempo mayor en la etapa previa a la ejecución que se traducirá en incrementos notables del rendimiento esperado, un trabajo óptimo y mecanismos mucho más claros de control y seguimiento.
Todo esto abre la puerta a la incorporación de nuevas tecnología que permitan la industrialización definitiva del sector, moviéndose de un conjunto de técnicas relativamente artesanales hacia procesos sistematizados y replicables a gran escala más asemejados a líneas de producción que a lo que hemos aprendido a esperar de un sitio de obra.